miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pinza deteriorada

Este post va a ser really corto debido a mi deterioro físico y mental, que es lo mismo, que me impide avanzar en todos los sentidos. Me he enfriado y cuando uno se enfría, la misma palabra lo dice: se queda frío. Será que no llueve ni pa Dios, será que el tabaco tiene montones de toxinas, será que el arte nos deja fríos, no sé... Es lo que tiene estar así, que no se sabe nada. Las mucosas se expanden por unos tejidos que seguro que son los del pensamiento y la comprensión, y claro, inundados de mocos bacteriosos es imposible el raciocinio. Podría bien ser una crisis y pasar en algún momento, si no pasar de largo por lo menos no ser una situación permanente y levantarme una mañana respirando con normalidad. Pero no: este enfriamiento se ha obstinado en habitar mi yo desde las puntas de los pies, que son las más frías de las extremidades, hasta las puntas de las manos, que también son como minicarámbanos, mientras la extremidad cabeza parece un sonajero atascado.

Lo que sí he descubierto, por si os sirve de pista, (a estas alturas de la vida no pretendo abrir los ojos de nadie más que los míos propios), pero por si una idea os da qué pensar, como esas frases escuetas que oímos a veces que dan en el clavo y materializan con pocas palabras lo que habíamos pensado durante años y no sabíamos como decirlo, por ejemplo la que he oído esta mañana en Siglo XXi, en Radio 3, claro, un mensaje grabado en el contestador dicho por un tío joven, no sé que edad tendría: "Mi papá me viene a recoger al botellón". Pues eso no abre los ojos a nadie, pero qué bien ha resumido este rollo patatero de la "paternidad responsable" que lleva años culpabilizando a tantos y tantos progenitores pringados.

Pues lo que yo he descubierto con este enfriamiento eterno y no espero que se me ocurra una forma de decirlo también escueta y certera porque no está la pinza para farolillos, es que los males son proporcionales a la dificultad de lo que hay que aprender a través de ellos: contrimás difícil, más malo. (El contrimás os ha gustado eh? Dadle al coco que yo no puedo, soy una pinza blanda como los relojes de Dalí, que por cierto parecen copiados de una fotografía de relojes blandos que vi en una exposición de Surrealismo en el Pompidú hace dos semanas, qué cool!!!! (cool es frío, de ahí mi enfriamiento pertinaz).

Envuelvo la pinza blanda en unos edredones blandos también para que sude y vuelva a su temperatura habitual, a ver si en ese falso útero coge energías para concentrarse de nuevo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Mensaje en una botella

Hola amigos:
Sé que me echabais de menos. A mi a veces también me ocurre, me echo de menos y no sé por donde ando ni a qué me dedico. Me debe ir bien cuando no doy señales de vida. Si me hubiera pasado algo gordo, grave y malo ya os habríais enterado y supongo que yo también. Tenía muchas ganas de escribir desde hace ya tiempo. No lo he hecho porque antes me he dado el encargo de una tarea de diseño, quería configurar esta página porque supongo que mis múltiples seguidores se habrán cansado del color naranja y de nada más excepto eso, el color mandarina. Aunque lo elegí porque es el color de la amistad y de la acogida (Hete aquí porqué los salvavidas son naranjas y no negros o blancos). Quería poner un fondo divertido, interesante y un logo de pinza del que ya tengo unos bocetos, pero he desaparecido del mapa, no respondía llamadas de teléfono ni mensajes, he estado en mi mundo tan a gusto como los autistas están en el suyo que supongo que unas veces será mucho y otras poco o nada.
Y es porque se me juntan montones de cosas que hacer y paso largos ratos decidiendo cúal de ellas es más importante, como dicen algunos "es cuestión de prioridades" u otros, "es cuestión de organizarse" o los que no arrancan "hay más días que longanizas"con la versión alemana "hay más días que lo organizas". Pero yo no organizo ni priorizo ni nada y si estuvierais en mi lugar, que no se lo deseo a nadie, no sabríais qué es lo más ímportante. Por un lado está:
  • Publicar una nueva entrada en el blog, que es lo que más me divierte, pero que a su vez se bifurca:
  1. ¿Os hablo del libro de Saramago que ya he terminado y que creo que me ha cambiado la vida o mejor de la película Seraphine, que también me ha cambiado la vida?,
  2. ¿O no hablo de nada en particular y divago, que es lo que más me divierte de todo? Además yo estoy con Arguiñano, que decía que aunque fuera de Perogrullo, yo o me divierto o me aburro.
  • Configurar el blog entero con unas ideas estupendas de diseño, etc., que me aburre un montón.
  • Proyectar que voy a hacer este año y escribirlo, justificarlo, etc. que no me aburre pero que me parece trabajosísimo, porque no tengo ni idea.
  • Crear un dossier de mi extensísima obra plástica.
  • Preparar mi viaje a París para este fin de semana (consultar exposiciones y todo eso).
  • Imaginar la crítica que aparecerá en los periódicos cuando sea famosa (Esto es muy importante porque aunque ya me he acostumbrado a la crítica negativa, en general, en la vida, a la escasez de alabanzas, visión positiva, alegría de vivir, etc. de mis congéneres y de mi mismidad, es importante prepararse para soportar la crítica escrita, y puestos a imaginar me voy a poner en lo mejor para compensar esa crítica que todavía no existe pero que algun día lo hará).
Así que he optado por hacer lo que más me divierte que es divagar e imaginar. Aprovecho que estoy manos a la obra para imaginar esas críticas que me van a aupar a la fama.
"Artista emergente impresiona por el uso del color y la palabra" La Vanguardia
"A diferencia de otros autores, Pinza reflexiona con seriedad sobre los temas universales que siempre han preocupado al ser humano, ofreciendo un punto de encuentro en su obra". El Pais
"Pinza huye de los lugares comunes con honestidad y rigor, desarrollando un estilo propio en la frontera entre la escritura y la pintura". Culturas

Bueno, ya me he desquitado y ahora que ya estoy mejor os explicaré porque este post se llama Mensaje en una botella, "Message in a bottle" para Sting, que llevais un buen rato preguntándoslo. Porque como os he dicho al principio he desaparecido del mapa y me he perdido en una isla desierta, creo, con su palmera y su inmenso océano rodeándola por todo su perímetro, y he caminado en cualquier dirección sin encontrar una salida, y he comprendido la necesidad de lanzar al mar una botella con un mensaje de SOS al mundo virtual sin saber ni importarme mucho a quién le llegará y si se tomará la molestia de abrir el tapón y leer lo que aquí está escrito, pues seguramente tendrá que mojarse para batir el agua con la mano y crear unas ondas, que aunque sean pequeñas, le aproxime al objeto en cuestión a no ser que prefiera meterse entero mojándose también la ropa. Y una vez hecho este esfuerzo, no sé si comprenderá este código mío que viene del otro lado del mundo y si tendrá tiempo o interés en descifrarlo. Porque me he dado cuenta de que esas pobres personas, naúfragas que habitamos esas islas, nos pasamos la vida intentando comunicarnos con esas otras pobres personas al otro lado del océano, pero a pesar de nuestra intención y esfuerzos, no lo conseguimos. En este siglo de la velocidad estamos todos muy ocupados, no tenemos tiempo para disfrutar de la obra ni la presencia de nadie, ni siquiera de la nuestra y nos damos con un canto en los dientes si somos capaces de recordar nombres, fechas y lugares que probablemente nos importan un rábano pero que nos hacen sentir que estamos al día y somos unos enterados aunque no tengamos tiempo suficiente para procesar la información. Sabemos de Historia, Geografía (hemos viajado), Literatura, Cine, Fotografía, Arte en general, Política, Música, Famosos, Eventos, Sucesos, Declaraciones, nombres, nombres, nombres, datos, datos, para asegurarnos y demostrar que somos unas personas con cultura. Nos sabemos de memoria los nombres de las personas que han aportado o están aportando algo ¿el qué? a la Humanidad, pero no tenemos la capacidad de ponernos al otro lado de la línea y entender qué dicen. Por qué fueron tan importantes Cervantes, Picasso o Copérnico. Y yo qué sé? Si confundiera a Copérnico con Picasso o a Cervantes con Copérnico me considerarían un ignorante, no tanto como si me hiciera un lío entre Copérnico y Galileo, eso tiene su perdón. Pero, sinceramente pocas son las personas que han dedicado más de 5 minutos de su vida a aprender algo de estos mendas. Sin embargo todo el mundo puede imaginar el rótulo de neón con el nombre de estas personas geniales cada uno en su estilo, vale, pero geniales al fin y al cabo, junto a su retrato y reconocerlo en cualquier libro de texto. Y digo yo que ellos estarían en su isla mandando desaforadamente mensajes en botellas que llegaron a manos de todo tipo de gente. Para algunos pocos su genialidad fue evidente y vibraron de emoción, para otros, ni frío ni calor, no les ha cambiado la vida, son datos que se han tenido que aprender y por suerte están bien almacenados junto con datos de su obra. El cerebro está acostumbrado a crear asociaciones mentales a base de repetirlas, aunque no le interesen demasiado, nos viene de la escuela.

Por eso yo lanzo este mensaje al universo virtual, que ahora mismo forma parte de nuestra realidad, para que no os perdais a los naúfragos y sus mensajes, al océano y sus salvavidas.

Comentario nº 1: La pena es que no tenemos tiempo para leer, Pinza.