jueves, 28 de enero de 2010

Reina por un día


No sé a cuento de qué me he acordado de pronto de una serie de animación que veía en mi infancia, cuando sólo había dos canales de televisión a blanco y negro, los dos, no uno blanco y otro negro. Aunque seles llamaba dibujos animados estos no eran dibujos, sino un par de monigotes como los ahorcados del juego, hechos de cuerda excepto los pies, y las manos que debían ser unas maderitas con forma de semiesfera pintadas de algún color brillante, vete a saber cúal porque se veía gris, y con una cabeza esférica con ojos y boca pintada con unos trazos muy simples. Muy minimalistas, como os podeis imaginar si no sois de mi generación y no sufristeis la experiencia de sentaros en una silla a ver las historietas que les ocurrían, que debían ser algo patéticas, como casi todo en aquella época, pero que adiosgracias ni las recuerdo. Y digo en una silla porque el repantingarse en un sofá a ver la tele todavía no se estilaba, (yo creo que el sofá ya estaba inventado, pero el concepto de repantingarse no, eso llegó más tarde, con el mando a distancia). Pues los tales monigotes se llamaban Pilofat y Rapalín, y eran los nombres esos lo que nos llamaba la atención y nos tenía enganchados a la silla, como si fuera un video juego. Unos nombres sonoros y ya tenían la audiencia asegurada, fíjate que fácil y que cómodo para los creadores de esa serie patética de la que sólo recuerdo lo que os he contado y que al final ponía koniak, que sin saber idiomas comprendíamos que significaba fin. Vosotros que dominais tantas lenguas habreis adivinado que eran de la antigua Checoslovaquia, cuando esta era un país, o eso nos hacían creer.

Y recordando a Pilofat y Rapalín, una vez abierto el baúl de los recuerdos de la infancia, guardado en el sótano más recóndito de la mente, allí donde torturan a las víctimas los asesinos en serie de las películas y de la vida real, ha salido otro programa horrible de nuestra querida televisión que se llamaba Reina por un día. Por si no habeis tenido el gusto de verlo o si lo teneis guardado en el sótano -3 del parquing mental y a estas alturas no hay quien lo encuentre y lo traiga a la superficie, os contaré de qué iba. Elegían a una niña, no sé de dónde ni con qué criterio, y la coronaban reina por un día, y durante un día de su vida, (que en tiempo real era la hora que duraba el programa, a años luz de las 24 horas de emisión de los Gran hermanos), podía decidir qué caprichos la harían feliz o a quién prestaría su ayuda, caso este último, de ser una niña solidaria, (aunque ese concepto tampoco existía, entonces se hablaba de compasión o caridad), y el equipo del programa se desvivía por cumplir sus deseos que eran órdenes para ellos. Yo sufría de verdadera envidia porque sabía que eso no estaba hecho para mí, como así fue: esta pinza jamás fue coronada reina televisiva ni escogida entre cientos de miles de niños ni niñas ni nada para protagonizar nada. Bueno miento: me sacaron una vez en un delfinarium para que los delfines me pasearan en una balsita inchable, tirada de sus inteligentes hocicos, pero al ayudarme a salir de la lancha el domador de delfines me dio un codazo en el ojo sin querer, supongo, y con la vista nublada no pude distinguir las miradas de envidia de los otros niños y se me jodió mi momentito de gloria.

Pero, hete aquí que he visto en la jilipollez de programa un paralelismo con la vida que me ha dejado anonadada a mí misma. Y es que comparando nuestra existencia con la longevidad infinita del universo, y desconociendo de dónde venimos ni qué criterio se sigue para seleccionarnos, y teniendo en cuenta que no conocemos por el momento a ningún ser humano e inmortal al mismo tiempo, o sea, que aquí estamos un ratito nada más, todos, todos sin excepción, ... en alguna planta de mi edificio mental he visto nuestras vidas a blanco y negro, tocados con coronas de plástico con un mundo entero para responder a nuestros caprichos o nuestra solidaridad, (ahora sí puedo usar esa palabra), o a ambas cosas a la vez. No sé si esta idea se ha producido en la azotea mental, el desván, o el sobrao que le llaman en los pueblos. No sé, pero aquí hay un tiempo precioso que aprovechar, antes de que el equipo del programa se ponga a desmontar el plató y no se acuerden ni de decirnos adios y por ahí está la salida.

Y por haber sido tan amables de entrar al trapo en esta reflexión y haber aguantado a Pilofat y Rapalín, aunque sea por un ratito, os he subido el cuadro Azotea, de 2008. Es una tabla de 70 x 120 cm. aprox. realizada sobre un collage de papel de periódico en acrílico y óleo. Espero que os guste, majetes.

P.D.: Ya me acuerdo a cuento de qué me acordé de Pilofat. Estaba yo pensando, como siempre, en asuntos de naturaleza abstracta y por lo tanto inútil, y no me atrevo a decir filosofando, porque los filósofos pueden enfadarse conmigo por intrusismo y yo con ellos porque los considero machistas a la mayoría y por lo tanto medio tontos, (si no han tenido en cuenta a la mitad de la humanidad al desarrollar sus teorías, si se les ha escapado este pequeño detalle, son medio tontos o por lo menos medio-listos) una frase-eco que se repetía en el recinto de mi cráneo, cavidad amplificadora que sonaba, Borra eso, Empezar de nuevo, Borrón y cuenta nueva, Empezar de cero, Volver a empezar, Begin the begin, Borrar y empezar. En fin la idea de renovación, de los errores tienen solución, Más se perdió en Santiago, Más valen barcos, etc. Todas esas ideas que vienen a pedir disculpas a uno mismo y a perdonarse y volver otra vez a intentarlo. Y ahí fue cuando me acordé de unos dibujos animados, que no eran los de cuerda, era un niño que tenía un lápiz y una goma de borrar, y dibujaba lo que quería y borraba lo que le molestaba: eliminaba las cosas como un mafioso, sin mancharse. Eso era mucho mejor que ser reina por unas horas, porque el niño, más listo que los filósofos, se dibujaba dinero, míralo.

Así mi pensamiento derivó a Pilofat, y de ahí a las niñas reinas y de ahí a los delfines y a la solidaridad, y el disfrute y los filósofos y los... Pero no me acordé porque lo había anotado en la libreta de las ideas importantes que luego se me olvida mirar cuando me pongo a escribir.

viernes, 8 de enero de 2010

Algunas de mis obras

Feliz año para todos. Venga para los enemigos también, no seamos rencorosos. En este año que acaba de empezar me he propuesto:
  1. Fumar como una cerda
  2. Engordar unos cuantos kilos más, además de los que ya entraron con holgura en las entrañables.
  3. No hacer deporte ni nada de ejercicio y a ser posible respirar en ambientes fétidos y sórdidos.
  4. Perder el tiempo todo lo que pueda, ser una pinza improductiva, que no trabaje nasoluto.
  5. Ah! y comprarme muchos primeros fascículos de coleccionables y coleccionar muchos númerosunos de dedales, zapatitos de época, muñecas de porcelana con carita de monstruo a escala 1:10, sombreros de época, coches de época, bicis de época, infinitas miniaturas de época, no sé de qué época, pero da igual. El número 1 y basta, el namberguan como dirían los de muchachada nui.
Son 5 propósitos difíciles de cumplir, arduo trabajo para una de tantas personas acostumbradas al pepito grillo constante, eco plasta que repite sin cesar tendría que ..., debo ..., hay que ..., por qué no...? Todas esas frases que sugieren que no tenemos la iniciativa suficiente o la disciplina o las ganas de trabajar. Y no es que me las diga nadie, me las digo yo que soy la más exigente pero que en el fondo no hago más que recoger el sentimiento generalizado de las personas que me rodean, me refiero no a los allegados, que en buena hora llegaron de nó sé donde. sino a los que no llegan, billones de personas que nos rodean y que sin darse cuenta nos van diciendo cómo debemos vivir, cuánto tenemos que trabajar y qué cosas nos deben preocupar. Son los que saben cual es el bien y cual es el mal. Pero lo transmiten sutilmente, nunca dicen esto está mal o esto está bien, sino frases como Hoy no he comido en todo el día, o es la primera vez que me siento. Por eso te hacen sentir mal, porque tú llevas todo el día sentada con un dolor horrible en la espalda, después de haber superado una gripe que ni siquiera era A, y que te retrasó muchísimo en tus quehaceres. Y después de eso te dio una horrible lumbalgia que te tenía del sofá a la cama y de la cama al sofá acomodando malamente la zona dolorida y viendo las estrellas con cada mudanza. Y a eso se suma que pasaron las mal..., las entrañables que por fin se acabaron y que te dejaron molida de beber comer y fumar, porque el tabaco no soportó aguantar las fiestas sólo y dijo: estas Navidades me quedo, veremos si me voy más adelante, cuando yo ya había decidido que me las podía arreglar estupendamente sin él.
Y otro de los que te hacen sentir mala conciencia son los tipos estos geniales, que dicen, (como uno de los artistas que aparecían en el blog, que hace unas fotos bestiales, Mr. Toledano, que si quereis visitar su huev la dirección es mrtoledano.com) que desde pequeñito ya se daba cuenta de que quería ser fotógrafo y consiguió que le regalaran una cámara a los 11 añitos y empezó a hacer fotos a tan tierna edad. Lo que significa que empezó su recorrido profesional cuando todavía no tenía pelos en la lengua y que yo, que mi única profesión es ser bloguer, pues vaya, que ni cobro ni ná, me siento una cateta al lado de estos señores toledanos. Así que he decidido someterme a las presiones y subiros de una p vez algunas de mis obras de arte o works of art.

Os presento al lagarto trompetero, que se encuentra dirigiendo una película en este momento. Los lagartos tienen cierta querencia por los largos que no comparten con las iguanas a las que les van más los documentales artísticos. Esta pequeña obra, mide aprox. 35 x 25 cm. es una acuarela sobre papel de mis primeros tiempos, mi época, llamémosla de época.


Y ahora, os voy a subir un dibujo al carboncillo de 100 x 100 cm. de mi época más reciente, llamémosla época actual, si os parece. Es un bosque de árboles ordenados por la mano de la pinza-guardabosque, que todo lo quiere mantener en orden para que cuando uno se pasee por .ahí sepa a qué atenerse y no se lleve sorpresas.


Espero que hayáis notado la desolación de este espacio desolado y que aún así os apetezca introduciros en él aunque sea por unos segundos.

Y por último me queda hablaros de la obra que aparece al principio, es mi autorretrato, y se llama Duda. El mar o la montaña? Ya sé que unos el mar y otros la montaña. Yo no lo tengo claro.

Ahora Pepito Grillo está más tranquilo y me dejará en paz por unos días.