Como un indio, me dispongo a redactar mi segunda entrada en este universo de las relaciones virtuales. Mi cuaderno de tapas negras se ha quedado un pelín mosqueado y hace días que no me dirije la palabra. No prueba bocado y mi sentimiento de culpa crece por momentos. No le ha gustado lo del hermanito. Lo siento, tenemos que entrar de lleno en las nuevas tecnologías, le intento explicar, no nos podemos quedar atrás. Él, se sorbe los mocos, se da la vuelta y mira hacia otro lado. Pero no olvida los momentos que hemos pasado juntos, las noches casi de amor, ... de intimidad por lo mentos. Ahora, ¡ala!, que se entere todo el mundo de las tonterías que te pasan por la cabeza, (me echa en cara, traicionado porque ya no es mi único confidente). No pasa nada. O "todo está bien", que dirían los ingleses. Seguiré contándole solo a mi cuaderno aquellas cosas que me avergüenzan, que me sonrojan. Porque las cosas de las que nos avergonzamos suelen ser las más interesantes, y en cuanto las contamos dejan de serlo. Decía Cervantes que donde hay amor no suele haber demasiada desenvoltura, así que quédate tranquilo, cuaderno, que esto no es más que un blog.
Prometí en mi post anterior (cómo me divierte usar esta terminología de informático-creador-de-palabros), que iba a explicar el origen de blog. Si os fijais en el versito, estamos delante de la típica pijada que usa la lengua inglesa para la formación de nuevas palabras: coge el final de una y el principio de otra. (Qué listos, qué maduros, hay que ver qué manera de usar el lenguaje más infantil, lo siento, me parece infantil). Por un lado cogen la b de web (esto se le podría haber ocurrido a cualquier niño de 6 años) y por otro la palabra log, y como es tan corta tienen que cogerla entera porque sino les quedaría bl, que no llega ni siquiera a sílaba. Y no se atrevieron a poner wog porque significa negro pero dicho con mala leche.
Y os preguntareis que qué significa log. Pues en la dirección que os dí explican las acepciones de esta palabra que puede ser cosas tan dispares como tronco, logaritmo o registrar. Me rompo la cabeza para encontrar una asociación mental que una esas tres acepciones de una misma raiz y no puedo. Si fuera un test de inteligencia quedaría muy mal. Y que me decís de la frase "Log , log the log" ¿Cómo se traduciría? "Tronco, registra el logaritmo" o "logaritmo, registra el tronco", o "tronco, tronco el tronco". Dejémoslo.
Lo interesante de este estudio etimológico es que ship's log es cuaderno de bitácora y eso es lo que me ha gustado y logbook el diario de a bordo, que más o menos es lo mismo. Yo hago como los ingleses creadores de palabras con sistemas chorras y creo li-blog o bi-blog, (que tiene un aire más antiguo). La idea es ir registrando aquellos pensamientos que, aunque no fueran dignos de ser registrados o carecieran de cualquier interés o utilidad, fueran llevando al lector por un camino mental, o mejor por la estela del barco mental que no por ir a la deriva podemos decir que no esté construyendo un itenerario, con sus lugares misteriosos y sus momentos fantásticos, sin necesidad de marcarse un rumbo.
martes, 29 de septiembre de 2009
jueves, 17 de septiembre de 2009
17.09.09. Mesa de trabajo
Con dedos temblorosos, al filo de la silla, empiezo por fin el blog literario, el LIBLOG, el BIBLOG (a mí también me gusta inventarme palabras para los entendidos), la POTA LITERARIA para los más salvajes.
En fin, no tengo palabras.
Y no las tengo porque suelo escribir de noche, en el silencio suave de la casa, que me arropa y me refresca incluso en invierno. ¿Os habéis fijado en que la noche no es más que la sombra propia de la Tierra y que, después de un día difícil, el anochecer sería a macro escala, como el momento playero en el que no podemos más de sol, aunque nos hayamos untado siete veces de protección 50, y buscamos desesperadamente guarecernos bajo la sombrilla ? (Bueno, ya estoy divagando. Espero no molestar demasiado al lector con las digresiones de este cerebro que no sabe estarse quieto ni un momento).
Pero el asunto es que tenía pendiente desde hace meses, casi ya un año, comenzar este blog, y por las noches, cuando saboreo el humo del pitillo, la soledad y las ausencias no estoy para pelearme con el ordenador y buscar las opciones, etiquetas, iconos y demás cachivaches virtuales que se esconden deliberadamente de mi vista. (He tardado más de media hora en acceder al blog que estaba configurado desde diciembre). Así que este es el "momento-prueba del micrófono: un, dos, tres, probando, probando, meseoye?, los que están en la última fila, también?" hasta que me haga con esta herramienta, no sin antes pedir disculpas a mi pluma y mi cuaderno, objetos humildes y tradicionales como una jota, y explicarles que no voy a abandonarles para siempre, que solamente estoy adoptando a un nuevo hermanito y que vamos a convivir todos felices: ellos, el ordenador, los lectores, si los hay, y yo.
Por eso comienzo mis escritos a primera hora de la mañana, una hora que se cree mucho más activa y espabilada que las horas nocturnas, pero que a mí no me dice nada, para compartir (que palabra tan maja), con quien quiera, mis pajillas mentales. Primera pajilla:
He saltado de la cama, me he mirado en el espejo, como todas las mañanas con cara de aburrimiento por empezar un nuevo día. De nuevo no tiene nada. Es un día como cualquier otro, con sus horas y sus minutos que no es que se sucedan en una línea temporal, sino que se agolpan, se van colocando unos encima de otros como escapando de las llamas y cuando llega la noche e intentamos recapitular, resulta que ha sido un día más: improductivo y estéril.
Pero hoy la cosa es diferente. Me miro a los ojos y no hay ojos, ni boca ni nariz ni nada. Siempre he creido que mi rostro era difícil de recordar, al menos yo no puedo recordarlo como recuerdo el de otras personas, pero hoy simplemente no tengo rostro. Soy un electrón y lo único que percibo a mi alrededor es una órbita infinita, elipse parabólica, por la que tengo que moverme indefinidamente, no sé con qué sentido, bueno sí lo sé, pero no sé con qué fin. Giro alrededor de un núcleo, creo, una y otra vez, a toda velocidad, parezco un hamster corriendo en la rueda: mucho movimiento, mucho gasto de energía, pero sin llegar a ninguna parte.
Después salgo a la calle, sin dejar de girar ni un momento y voy cruzándome con conocidos, parientes, allegados, seres queridos o no, amigos, compañeros o enemigos, da igual, cuerpos sólidos al fin y al cabo, con los que choco en ese deslizarse de los autos de choque. (Sí, esa figura me gusta). No sé hacia donde mover el volante cuando me quedo parado en un lugar incómodo, atrapado por varios autos que encuentran tan divertida la atracción. Yo quiero que termine la canción que se oye a todo volumen, desde esas bocas-bafles de todoacien, que suene la sirena de una vez!, bajarme, poner los pies en el suelo, dar la vuelta a los bolsillos y que no haya ni una sola ficha más.
Solo quiero ir tranquilamente por mi trayectoria elíptica, orbitar a mi ritmo, sin ser molestado, sin teléfonos, puertas, hijos, padres, allegados, amigos, enemigos, recados y notas de la agenda. Quiero una agenda blanca, vacía, con todo el tiempo para mí:
http://www.wordreference.com/es/translation.asp?tranword=log
En fin, no tengo palabras.
Y no las tengo porque suelo escribir de noche, en el silencio suave de la casa, que me arropa y me refresca incluso en invierno. ¿Os habéis fijado en que la noche no es más que la sombra propia de la Tierra y que, después de un día difícil, el anochecer sería a macro escala, como el momento playero en el que no podemos más de sol, aunque nos hayamos untado siete veces de protección 50, y buscamos desesperadamente guarecernos bajo la sombrilla ? (Bueno, ya estoy divagando. Espero no molestar demasiado al lector con las digresiones de este cerebro que no sabe estarse quieto ni un momento).
Pero el asunto es que tenía pendiente desde hace meses, casi ya un año, comenzar este blog, y por las noches, cuando saboreo el humo del pitillo, la soledad y las ausencias no estoy para pelearme con el ordenador y buscar las opciones, etiquetas, iconos y demás cachivaches virtuales que se esconden deliberadamente de mi vista. (He tardado más de media hora en acceder al blog que estaba configurado desde diciembre). Así que este es el "momento-prueba del micrófono: un, dos, tres, probando, probando, meseoye?, los que están en la última fila, también?" hasta que me haga con esta herramienta, no sin antes pedir disculpas a mi pluma y mi cuaderno, objetos humildes y tradicionales como una jota, y explicarles que no voy a abandonarles para siempre, que solamente estoy adoptando a un nuevo hermanito y que vamos a convivir todos felices: ellos, el ordenador, los lectores, si los hay, y yo.
Por eso comienzo mis escritos a primera hora de la mañana, una hora que se cree mucho más activa y espabilada que las horas nocturnas, pero que a mí no me dice nada, para compartir (que palabra tan maja), con quien quiera, mis pajillas mentales. Primera pajilla:
EL ELECTRÓN
He saltado de la cama, me he mirado en el espejo, como todas las mañanas con cara de aburrimiento por empezar un nuevo día. De nuevo no tiene nada. Es un día como cualquier otro, con sus horas y sus minutos que no es que se sucedan en una línea temporal, sino que se agolpan, se van colocando unos encima de otros como escapando de las llamas y cuando llega la noche e intentamos recapitular, resulta que ha sido un día más: improductivo y estéril.
Pero hoy la cosa es diferente. Me miro a los ojos y no hay ojos, ni boca ni nariz ni nada. Siempre he creido que mi rostro era difícil de recordar, al menos yo no puedo recordarlo como recuerdo el de otras personas, pero hoy simplemente no tengo rostro. Soy un electrón y lo único que percibo a mi alrededor es una órbita infinita, elipse parabólica, por la que tengo que moverme indefinidamente, no sé con qué sentido, bueno sí lo sé, pero no sé con qué fin. Giro alrededor de un núcleo, creo, una y otra vez, a toda velocidad, parezco un hamster corriendo en la rueda: mucho movimiento, mucho gasto de energía, pero sin llegar a ninguna parte.
Después salgo a la calle, sin dejar de girar ni un momento y voy cruzándome con conocidos, parientes, allegados, seres queridos o no, amigos, compañeros o enemigos, da igual, cuerpos sólidos al fin y al cabo, con los que choco en ese deslizarse de los autos de choque. (Sí, esa figura me gusta). No sé hacia donde mover el volante cuando me quedo parado en un lugar incómodo, atrapado por varios autos que encuentran tan divertida la atracción. Yo quiero que termine la canción que se oye a todo volumen, desde esas bocas-bafles de todoacien, que suene la sirena de una vez!, bajarme, poner los pies en el suelo, dar la vuelta a los bolsillos y que no haya ni una sola ficha más.
Solo quiero ir tranquilamente por mi trayectoria elíptica, orbitar a mi ritmo, sin ser molestado, sin teléfonos, puertas, hijos, padres, allegados, amigos, enemigos, recados y notas de la agenda. Quiero una agenda blanca, vacía, con todo el tiempo para mí:
Yo solo,
electrón esférico y azul de los libros de texto,
con mis hojas en blanco.
P.S.:
Como esto no es más que un test,
para probar mis skills
traté de poner un link
para mi próximo post,
en el que hablaré de blog
que tiene que ver con web
y por supuesto con log.
2ª P.S.:
(Parezco La Casa de Damián de El Cuarteto de Nos)
http://www.wordreference.com/es/translation.asp?tranword=log
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