sábado, 20 de agosto de 2011

HE CUMPLIDO 50%

Esta pinza ha cumplido su 50% cumpleaños, por lo tanto, está justo en la mitad. ¿La mitad de qué? Buda descubrió un día, o así nos lo hicieron creer en una película de su vida, que la cuerda del sitar (aquí se puede aplicar a la guitarra española, eléctrica, acústica, ukelele, banjo, etc.) debía tensarse ni mucho ni poco, ni blanco ni negro, ni alto ni bajo, ni rico ni pobre, ni guapo ni feo, sino todo lo contrario: el término medio, que es lo más justo, apropiado, conveniente, correcto y derecho (en inglés right y en español: eso es). Tañir una cuerda tensada en la justa medida daría el sonido perfecto, mientras que demasiado tensa se rompería saltándote quizá en un ojo y demasiado floja sonaría como un rugido animal de esos animales que no sabemos como imitar, como el hipopótamo que no podemos decir que haga mu, o cuacua, o marramamiau, es decir, un sonido indescriptible. Y si el resto de las cuerdas tampoco estuvieran afinadas en su justa medida, sería imposible sacar la melodía de cualquiera de esos instrumentos que os he referido más arriba. De lo que deducimos que si queremos hacer música de cuerda es imprescindible el término medio, la justa medida, la afinación.

Y yo que a veces me siento como esa cuerda floja y otras demasiado tensa, me congratulo de haber llegado al ecuador (de la vida no lo sé, pero del número 100 sí). Y estoy en el medio, como el jueves, ni demasiado vieja ni demasiado joven, ni demasiado flaca ni demasiado gorda, ni demasiado guapa, ni demasiado fea, y así me ocurre con muchos adjetivos que no voy a listar para no aburriros.

Celebré mi cumpleaños en un rincón del mundo con 4 gatos que maullaron miaumarramiau bañándonos en aguas poco profundas y cristalinas, mirándonos los pies que se veían grandes como con lupa y alejándonos un poco de la orilla para sentir que en el océano se está como en casa. Bueno, sólo estábamos en el mar; los océanos son palabras mayores y allí puede haber monstruos abisales, tiburones mala leche, y ballenas gigantes de esas que empiezan una canción un jueves de primero de mes y la terminan un lunes de mediados del mes siguiente. O al menos eso dicen los documentales de "La 2". Estuvimos tanto rato en el agua charlando y haciendo el pino que vistos desde lejos parecíamos hipopótamos en su charca y mirados desde cerca se nos veían arrugas en las yemas de los  dedos, como en nuestra infancia más olvidada.

Después de ese baño de hora y media nos fuimos a comer una paella a un chiringuito-restaurante playero, porque, ¿qué es un verano mediterráneo sin paella? y ¿qué mejor escusa que cumplir tantos años? Quiero agradecer aquí a las moscas y las avispas que tuvieran la deferencia de no invadir nuestro momento de protagonismo y se abstuvieran de ser cojoneras por una vez en su vida.

Tras los cánticos, entrega de presentes, (porque estábamos viviendo el presente, pues para una vez que el presente es tan amable, vale la pena vivirlo con intensidad), partos varios, cigarrillos fumados por fumadores y exfumadores, copitas, apagamiento de velas, molestias a las otras mesas del establecimiento, y en fin, todas esas cosas que se estilan en las celebraciones, incluso alguna lagrimita pincil, derramada con vergüenza y desenfado, pues después de todo eso, nos levantamos de los asientos en los que habíamos pasado un poco-bastante calor y alegría y nos dirigimos a pie a una zona de la playa muy, pero que muy preciosa. No puedo desvelar el nombre porque mis millones de lectores desembarcarían al día siguiente, como si fuera Normandía en la hora h y el día d. Pero fiaros de mí. Es una playa preciosa, con un bosquecito detrás al que apetece internarse a averiguar si hay algún ser de cuento que no se haya dado cuenta de que vivimos en un mundo de realidad un pelín duro y se haya quedado allí durmiendo sobre una flor y debajo de un pino. Y no sólo por el bosque, el agua y la arena, es que la luz de la playa es espectacular y mientras nos bañaba a todos sin molestar, unos gatos dormían la siesta, otros se bañaban, otros paseaban y puede que otros hasta hablasen.

La tarde se pasó así, con más paz que juerga, y el sol se puso con ese gesto que hacen los gordos cuando se sientan en su sillón: una gozada. Recogimos nuestros muchos belongings desperdigados everywhere y no llegamos a entendernos muy bien en eso de te espero aquí, dónde se ha metido tal, pero estos ya se han ido, no, están en el bar tomándose algo, etc.

Una vez ordenadas las personas participantes y colocados cada uno en sus respectivos medios de transporte nos fuimos por esas carreteras llenas de bosques incendiados provocadamente y esas otras carreteritas tiernas como culebrillas, que nos obsequiaron con salida de luna naranja también espectacular, grandecomo un pomelo.

Llegamos a casa cansados como niños, pero como somos todos del 50% pues tuvimos que irnos a tomar una copa, para que no se diga que nos hacemos mayores y nos volvemos muermo.

Pues eso es todo. A partir de ahora estaré en el centro amando lo que es.

lunes, 2 de mayo de 2011

Hosni, Muamar y Nos Amaba

Os dije hace un par de días que este blog estaba feneciendo, no? Porque me sucedió algo que nunca antes me había pasado: esta entrada estaba sin acabar en la sala de espera, debatiéndose entre hablar de temas de la actualidad, seguir con mi rollo intimista de mirarme el ombligo que lo tengo ya más visto que el TBO u optar por la crítica literaria, que al fin y al cabo era el motivo que originó este blog, la idea primigenia. Decía Picasso que lo original es volver a los orígenes, y si él lo decía....

Así empezaba:

"Mientras nosotros, y me refiero a todos o casi todos, estamos en el sofá repantingados un sábado cualquiera durmiendo la siesta, el mundo vive una serie de acontecimientos a tal velocidad que ni la fuerza centrípeta del Planeta evitará que salgamos volando por los aires del oscuro Universo. No voy a hablar de los terremotos japoneses porque mi intención era otra. Ni tampoco de los múltiples partidos Madrid-Barça que también mueven el mundo. Quería hablar más bien de lo que está ocurriendo en estos países musulmanes que a través de la red se han organizado y han exigido cambios de gobierno en sus respectivos lugares. (A ver si aprendeis de ellos y os convertis en unos seguidores de mi blog un poco más asiduos y numerosos, claro que para eso yo también tendría que escribir con un poco más de asiduidad, supongo)."

Así empecé esta entrada, un poco aturullada por el devenir de tanto acontecimiento extraordinario, perdiendo comba. Y por si fuera poco ahora pillan a Bin. Ya no puedo volver a dejar la entrada otra vez sin participar porque no sea de rabiante actualidad, lo sentimos mucho, para eso están los periodistas, que son los únicos que viven de verdad en el presente, como los monjes zen. Para mí ahora es más importante salvarle la vida al blog que me da mucha vidilla. Así que continúo con lo que ya tenía escrito:

"Pero yo no os voy a contar nada que no sepais ni voy a hacer un análisis periodístico ni político, ¿dónde va a parar?, yo os invito a poneros en el lugar del dictador, de Muamar, por ejemplo, que ahora está muy liado organizando sus ataques y la defensa del enemigo rebelde, pero que al fin y al cabo es un ser humano que se levanta todas las mañanas de su cama dorada, se acerca a hacer pis a su retrete dorado y se mira las ojeras en su espejo de marco también dorado (tiene una debilidad por lo dorado y por todo aquello que le recuerde a la riqueza, los billetes de banco, los propios bancos, el petróleo, las pijadas de los multimillonarios, etc.), y cuando está delante del espejo y se mira a sí mismo, qué creeis que piensa?, algo así como ¿Pero cómo puedo ser tan malo y no tener cargo de conciencia?  porque hay que ver que soy malo, y feo..."

Pues no.

El lo que piensa es "que majo soy aunque no acabo de envejecer como me gustaría. Tendría que darme unos retoques por aquí, y por allá. Hablaré con mi cirujano plástico porque hoy me veo especialmente ojeroso. ¿No serán las preocupaciones? No, no. Yo siempre he llevado el poder con naturalidad y elegancia. A mí las tensiones de que hablan otros dirigentes no me hacen mella. Tengo una forma de ver la vida ligera, bueno, siempre dentro de la ortodoxia musulmana, no es que yo no sea creyente. Aunque oye, en esta Tierra hay que disfrutar, y que te quiten lo bailao" y aquí cierro comillas porque veo que el texto se está convirtiendo en un monólogo de Celebrities de Muchachada Nui.

Así que bajo a la sala de máquinas y cambio de rumbo, 180º a estribor, sí, mi capitán, porque Vd, es mío, verdad capitán? volantazo al timón y nos dirigimos hacia el comentario de los últimos libros que ha leído esta pinza: After Dark y Tokio Blues, Norweian Wood de Murakami. (Por cierto, de este último acaban de estrenar una película). Comentario que no crítica, porque la crítica, aunque constructiva, siempre destruye un poco, pues crítico, viene de crisis y las crisis, de todos es sabido, son puntos de inflexión más bien bajos, que pueden llevarte a buen puerto, no digo yo que no, pero que cuando estás sumergido en ellas, con el agua hasta el cuello, preferirías cualquier otra cosa, como el susto o la muerte."

Aquí me había quedado: sin tiempo, energía ni vitalidad para acabar esta entrada.

Conclusiones que pueden sacarse, así sin comerse mucho la cabeza son:

1. La indecisión paraliza. No saber si hablar de los dictadores o de los últimos libros leídos o querer hacerlo todo en el mismo post no es muy profesional y además impide a los propios textos que se desenvuelvan con fluidez y recuerdan a esos rollos de celo en los que no hay manera de localizar el principio por más que pases el dedo o lo mires con lupa.
2. Los textos, hijos de las ideas, como sus madres, están vivos, y se pelean por ser los más importantes y vencer al contrincante. Creeis acaso que a la crítica de Murakami le importa un rábano la descripción del momento-reflexión de Muamar, o la reflexión de la propia Pinza cuando piensa que todos llevamos a un pequeño dictador dentro? o y o viceversa? Qué lío!
3. Esta batalla no hace sino poner de manifiesto el espíritu indeciso de la pinza, su confusión mental que está llevando al blog a la muerte. Porque si el lenguaje escrito no sirve ya ni para ordenar las ideas, para qué sirve entonces?
4. Parece que el tema terremoto de Japón no me interesa, pero no es cierto. Es más bien una gran impotencia a la hora de imaginar lo que puede ser el suelo moviéndose bajo tus pies.
5. Todo lo que piensa Muamar se le puede aplicar a Hosni y antes a Osama.
6. Al final no ha habido crítica literaria y os quedais sin saber qué tal son esos dos libros de Murakami y sereis unos facilones y os ireís al cine a ver la película directamente.

Pues os hago un pequeño comentario y así hago casso a Picasso. (Picachu tenía algo que ver con Picasso?)
No os voy a destripar el guión de los libros que es lo que más interesa a los espectadores-lectores en general, pero sí os diré que los personajes y sus diálogos son como los de personas conocidas, cercanas, amigas, a las que les darías tu ayuda si pudieras y si no, al menos serías su confidente prestándoles tu oreja.

Y así, sin orden ni concierto, nos hemos dado un paseo por la actualidad y la literatura, como un programa cultureta de la 2 y hemos insuflado un poco de aire fresco a los pulmones de este pobre blog moribundo.

viernes, 29 de abril de 2011

DESFIBRILANDO

Desfibrilando, desfibrilando.

                     El blog se muere.
                                                                                    ¿Hay algún médico en la sala?

Las constantes vitales pierden la constancia y la vitalidad.

Si conoceis médicos, enfermeras, socorristas, voluntarios de la cruz roja, cualquiera que pueda manejar la situación y echar una mano, avisad.

Y si no, pues que vengan esos que acompañan a los enfermos terminales en sus últimos momentos, (last minute), o un sacerdote que practique la extremaunción (low cost) y damos por terminado este asunto.

Os saluda un blog moribundo.

domingo, 6 de febrero de 2011

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA

Hola:

Desde la culpabilidad más absoluta me dirijo a vosotros suplicando que perdonéis esto que parece desidia pero que no lo es, que es más bien una falta de tiempo todo el tiempo, que no permite que me siente al ordenador cuando las ideas están fresquitas y sanas. En este período largo de ojo del Guadiana hundido en la tierra subterránea, os he echado de menos a todos los lectores amigos y me he sentido un poco más sola de lo normal. Por mi mente han pasado varias ideas-hilos conductores de textos que murieron antes de nacer y se fueron al Limbo. Y ahora ya no hay quien los recupere. En el Limbo no existe la memoria y todo lo que allí va a parar, se llena de telarañas y de una gruesa capa de polvo en la que podemos escribir con el dedo para nada, para que un estornudo de alergia a los malditos ácaros borre de un plumazo las palabras que no se llevará el viento, sino que serán depositadas en forma de duna y ya nadie podrá leer.

Pero sí que recuerdo una de las ideas que se me vino a la cabeza: fue la de hablaros de las misas de la infancia  (qué tema apasionante) porque recuerdo que al pensar en un comienzo tipo "queridos hermanos", me acordé de las cartas a los corintios, los efesos, los selenitas, los jacobeos... y me empecé a cuestionar este estilo mío epistolar-evangelizante. De la reflexión me he olvidado totalmente.

Pero desde ahí mi memoria saltó a la capillita del colegio y a cómo los ojos se posaban aburridísimos en las propias rodillas con la falda del uniforme un poco más arriba y se quedaban estrábicos, como cuando intentamos descubrir esas imagenes 3D ocultas en un fondo abstracto y que, por cierto, cuando por fin descubrimos, siempre nos decepcionan. Echo de menos ese estado mental tan placentero, sí, sí, el aburrimiento en aquel entorno era superplacentero. Estabas en comunidad y podías dejar la mente en estado alfa, abiertamente, delante de todo el mundo, sin tapujos, ponías el pensamiento en cualquier idiotez y podías perder el tiempo sin que nadie te lo recriminase, sino todo lo contrario; estabas cumpliendo tus obligaciones de cristiano que en aquella época era como ahora pagar tu cuota mensual a una ONG. Salías de la iglesia con la conciencia limpia hasta la siguiente semana. Era como hacer la colada de la conciencia y para eso solo tenías que perder una hora de tu tiempo pensando en las musarañas. (Ahora que ha salido esta palabra a colación, ¿habéis visto alguna vez una? Son preciosas, parece que las diseñó Walt Disney. Cierro paréntesis y disculpad. Pero así era la mente en las misas de la infancia, una mosca que se va parando en lugares absurdos sin ningún objetivo claro, que se frota las patas, las antenas o lo que sea, para entretenerse.

La segunda idea interesante que se me ocurrió se fue directa al Limbo. Esa sí que se murió del todo y supongo que con ella murió también alguna chispa de creatividad que podría haber sido el germen de una gran obra pincil. Lo sentimos mucho. Por más que me he esforzado no he conseguido recordarla y casi prefiero que se vaya para siempre, no vaya a pasar lo mismo que con las imágenes 3D que os decía que siempre son una decepción. Te pones a mirarlas y después de ese esfuerzo que te duele en los ojos descubres una mierda de delfín horrible o de flores espantosas. Así que dejo marchar a esa idea oculta en el fondo abstracto de mi memoria y no intento recordarla nunca más. Lanzo un ramillete de flores con mi mano enguantada de blanco, sobre el ataúd del olvido y le doy mi adios.

A partir de ahora registraré en un papel o en una grabadora todo lo que se me ocurra, no vaya a ser que nos estemos perdiendo un sinfin de ideas geniales de una pinza estresada.

Por eso ahora podéis entender que no es vagancia, sino que los momentos de inspiración te tienen que pillar con el ordenador funcionando o al menos con una libreta a mano en la que anotar alguna cosilla, porque sino no puede uno dedicarse a escribir sin escribir, es completamente imposible. Y cuando en la vida no existen esos momentos donde la conciencia está tranquila vagando por sus paisajes imaginarios sin que nadie la moleste, no se puede crear ni hacer nada. El esfuerzo no lleva más que a descubrir imágenes horribles que era mejor que se hubieran quedado ocultas en ese estampado también horrible de los libros de 3D.