lunes, 5 de octubre de 2009

Pinza encaramada a la silla ergonómica

Gracias por los comentarios.
Me alegra saber que alguien pierde su tiempo leyendo,
así como yo lo pierdo escribiendo.

D
ecían en aquella película, Tierra de penumbras,
"leemos para sentirnos menos solos"
pero en realidad casi todo lo que hacemos, lo hacemos para sentirnos menos solos. Hablamos, comemos, fumamos, bebemos, caminamos o conducimos, todo con el único fin de sentirnos un poco acompañados. Por no hablar de los que van a los campos de fútbol y en un segundo o dos unen sus almas en un grito, en una sílaba gritada y se sienten como se sentirían las células del corazón de este planeta, si lo tuviera. Los demás, a los que no nos gusta el deporte Rey, el deporte Astro, porque no lo entendemos, porque no fuimos a clase el día que lo explicaron, como mucho seríamos células de las uñas de los pies o de cualquier pelo, con la ventaja de que seguríamos reproduciéndonos caso de morir el planeta. (¿Será verdad que está en las últimas o es una paranoia de los ecologistas con fines lucrativos?).

Otra vez me he ido por las ramas, como un lemur. Esta introducción quería introducir el tema de la lectura, los libros, y ha terminado hablando de lo solitario y lo gregario. Hay que ver! Mi intención era comentar los libros que he leído en estos últimos meses, y perdonadme si sueno pedante, pero es que últimamente estoy en modo pedante en lo que a libros se refiere. Solo leo clásicos y premios nobeles, qué le voy a hacer, es lo malo que tenemos los amantes de la literatura, escritores frustrados envidiosos de los ganadores de premios planetas, nadales y demás, que no soportamos las novelas que nos hacen sentir todavía más solos.

Así que ojeando libros en una librería, claro, encontré por casualidad Otros colores de Orhan Pamuk, y tanto el título, como la estructura del libro en capítulos cortos e inconexos, y por supuesto la portada, donde aparece él, adolescente, de perfil, sentado a una mesa, parece que pintando, atrapó mi atención y lo compré. Me he enamorado de este turco en las primeras frases, tengo que confesarlo.
(Me encantaría hablar personalmente con todos esos escritores que me gustan, hacer viajes con una máquina del tiempo cuando ya están muertos, o viajar por el espacio cuando son contemporáneos y que todas esas cosas que dicen me las dijeran mirándome a los ojos. Pero en fin, me conformo con leerlo en mi cuarto, bajo la luz de mi lámpara y con los olores y sonidos familiares que me envuelven, que también es muy cómodo.)
Llegué a unos capítulos que son artículos de crítica literaria y hablaba de Los hermanos Karamazov, opinando sobre cada personaje. Como no lo había leído aún me autorregañé, salí a la librería y los compré, los dos volúmenes. Aparqué a Pamuk antes de saber qué opinaba sobre cada hermano para que no me influyera ( soy muy influenciable, lo sé) y empecé mi idilio con Dovstoyevski. Brutal. Ahora ya puedo opinar y contrastar mi opinión con la de Pamuk. Te diré, Orhan, que no estoy de acuerdo contigo. No te gusta Dimitri, pues que sepas que a mi es el que más me ha gustado y con el que he sentido una identificación mayor, que es de lo que se trata. ¿Por qué? Porque es un borrachín, un bolinguilla, un tarao que se enamora locamente de la mujer que menos le conviene, absolutamente sincero, consigo mismo que es lo más difícil y con los demás que es lo más desagradecido. Porque se busca problemas y no sabe salir del follón que se ha organizado. Porque es un vividor al que le gusta tanto vivir enamorado, que si no puede vivir así antes prefiere quitarse la vida. Pero antes prefiere emborracharse. Pero antes prefiere deshacerse de todo el dinero que lleva encima, que además no es suyo y lo debe. Porque es generoso y lo regala a desconocidos interesados que le sacan la pasta. Porque se autoinculpa de cobardía, falta de voluntad, vicio, felonía, ... y se levanta arrepentido todos los días con intención de enmendarse, como los de los buenos propósitos de Año Nuevo que empiezan colecciones de fascículos en enero, y se les pasan en cuanto compran el nº 1. A él también se le pasa en cuanto huele el aroma del alcohol.

¿No os parecen motivos suficientes para darle unas palmadas en la espalda, llevarlo a un bar y preguntarle ¿qué quieres tomar? Pago yo.

Así que esta es mi humilde y apasionada opinión. Después me regalaron dos novelitas (uso el diminutivo por la longitud, no por la calidad) que trataban de amistades traicionadas de dos personas del mismo sexo que se quieren tanto (sin visos de homosexualidad) desde la infancia que creen que su amor será indestructible, pero, A que no sabéis quién lo destruye: pues lo de siempre, las diferencias sociales. Una es de una familia media-alta y la otra de una baja-baja. Esta última pasa a ser de familia media-media y por fin media-alta. Una historia ocurre en París, y se llama La música del hambre de Le Clézio (ya os dije que me he aficionado a los premios nobeles) y la otra en China atemporal, (da lo mismo la época porque creo que durante milenios tuvieron un sistema feudal hasta hace dos telediarios), y se llama El abanico de seda. La escritora de este último no es Nobel, se llama Lisa See, pero la historia es muy interesante. Es muy tremebunda con esas torturas chinas a las mujeres (mientras aquí las quemaban por brujas, allí les vendaban los pies y les hacían todo tipo de siniestreces que no voy a contaros porque me pone de mal humor) y te transporta al otro lado del mundo rápida y suavemente, como en una alfombra mágica.

Aunque sean deprimentes, estas dos historias valen la pena, en el sentido literal de la palabra y nos acompañan en la tristeza de haber perdido una amistad, que se dio la vuelta y empezó a caminar en otra dirección.

P.S. Voy a buscaros los libros para subir unas fotos de las portadas. Saludos. Pinza

2 comentarios:

(z) Victoria dijo...

Hola querida Pinza! No es ninguna pérdida de tiempo leerte, todo lo contrario, un placer, incluso es una genuína fuente de reflexión. Desde que leí tu escrito he estado pensando en su comienzo: "leemos para sentirnos menos solos" y a pesar de que hay otras motivaciones, realmente sentirte menos sólo es una y muy importante.
Gracias! Mil abrazos!

Pesquisas y Curiosidades dijo...

Me gusta mucho tu estilo "dimitriano", directo, honesto, sin pretensiones, un estilo "tal cual soy" a la hora de comentar la LITERATURA con mayúscula, haciéndola más asequible a los lectores de andar por casa, sin ambiciones literarias, como yo. Y me han entrado ganas de leer a Dovstoiesky que de eso se trata, ¿no?... de transmitir la pasión y activar la curiosidad de tus lectores.
Chapó