Hola Amigos:
Mientras todos veis el partido España-no sé qué (¿cómo me atrevo?) yo estoy comiéndome unas pipas y bebiendo una cerveza a la fresca que no estás viendo el partido? que no te importa quíen gane ni quien juega? Pues no. Soy un ser insociable, que no me integro, un margi que, como os dije al principio, no tiene capacidad para comprender cómo un señor corre detrás del balón, ¿o lo dirige él? y todas las estrategias, el gasto de energía de dinero los contratos los sueldos, las ruedas de prensa, etc. hasta que ese balón llega a una portería y esquiva al portero y se cuela delante de la admiración de todo el mundo.
Pero a cambio estoy aquí, en mi jardín, comiendo pipas, que de vez en cuando me sale una sin cáscara y salada, pocas pero se agradecen, mientras las otras te dejan los morros como si te los hubieras operado y oyendo y viendo volar a los pájaros.
Tengo que confesaros que esta primavera, igual que hay especies que se extinguen, consolaros porque hay especies que nacen. Al menos para mí, que me he dado cuenta de la existencia de los vencejos, ave negra y puntiaguda, no por eso de mal agüero, supongo, gracias al conocimiento que tuve en casa de mi hermano. Hete aquí que estábamos comiendo tranquilamente cuando después de una hora me entero del horrible accidente que habían sufrido el día antes un par de vencejos que se colaron por la chimenea de la campana de humos y se quedaron todos llenos de la grasa de años que allí va acumulándose gracias a nuestra sabrosa cocina e-pañola. A los pobres animales se les estaba yendo la vida con todo ese pringue encima. Me pidieron que me los trajera a casa para intentar salvarlos. Al principio, supongo que como a todo el mundo, no me hizo mucha gracia tocar pájaros grasientos con mis propios dedos, pero los metimos en una caja y pensé que podría ponerme unos guantes para evitar la grima del desconocimiento. Busqué en internet, el-que-todo-lo-sabe, qué se hacía en estos casos, y metí sinónimos de grasuza, (chapapote, galipote, petróleo, marea negra), y sinónimos de ave, (gaviota, albatro, pájaro sucio, etc.) pero no encontré nada. También metí nunca mais, pero nada. Llamé por teléfono a urgencias veterinarias 24 horas, (era domingo) y al otro lado de la línea se hizo un silencio de ni puta idea qué hacer con los pájaros. Le expliqué mi plan: darles con jabón lagarto, que es neutro, y agua abundante. La veterinaria, supongo que no era la hija, o la que aprovechaba el chiringuito para echar un polvo con su novio, o para estudiar unas oposiciones, me alertó: "sécalos bien".
Mi plan de limpieza me llevó horas, con una brocha suavemente y después debajo del grifo-ducha, y toalla y secador de pelo, y mucho amor y mucha pena al ver tan de cerca unos pulmones en miniatura asfixiados, luchando o no, no lo sé, por la vida. Yo hice lo que pude y si la peste negra es superior, qué le vamos a hacer. También gravé un pequeño vídeo que mejor os lo evito, porque los vencejos son alargados y puntiagudos, negros con unas alas que parecen del demonio, y el ruido del secador y el gesto retorcido de la cabeza no son platos de gusto.
La cosa acabó regular. La hembra apareció sin vida al día siguiente y el macho lo dejamos en el balcón y se fue volando, y ya no sé más.
Muchos pájaros viven en parejas como los matrimonios católicos, hasta que la muerte los separa, no sé si enamorados o no, los albatros, las gaviotas, las golondrinas, pero ahora que los he descubierto a los vencejos, sigo su vuelo con los ojos y me gusta mucho cómo lo hacen: los dos vuelan en la misma dirección pero entre ellos dejan un montón de espacio, nada de codo con codo, al fin y al cabo, tienen un cielo infinito para moverse y no necesitan estar apiñados. Así no me extraña que aguanten toda la vida juntos.
martes, 29 de junio de 2010
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2 comentarios:
Se te ve, Pinza, el plumero de la ternura.
Espero que el macho sobreviva.
Amelia, me has pillado. Pido disculpas por ponerme tan terrorista con el fútbol. La verdad es que he visto los últimos dos partidos de España y el que jugaron contra Paraguay lo vi en Guirilandia, rodeada de suecos, de mi familia y de dos paraguayos, solo, y nos entró la morriña aquella de Suspiros de Eppaña, vino español, chinpon, vino español... Vamos a ganar este mundial.
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