sábado, 19 de diciembre de 2009

El tabaco me ha dejado

Hola amigos y allegados:
Quiero empezar felicitándoos estas fiestas entrañables. Me refiero, como todos sabeis, a las Saturnalias, que celebramos siempre por estas fechas desde los romanos, comiendo toda clase de combinaciones de alimentos engordantes. Los romanos también se ponían hasta arriba y montaban unas fiestacas en Roma que eran como la Noche en Blanco pero en divertido. Quiero decir que allí participaba también todo el mundo, todos salían a la calle, como nosotros ahora, pero se lo pasaban bien. Los amos servían a los esclavos por una vez en todo el año (creo que aprovechaban esas doce horas de poder para ensañarse con los amos y vengarse de todos los sinsabores que les habían provocado, como los latigazos y las palizas informales y les pedían a los amos que les trajeran un vaso de agua a la cama, los muy ruines. Bueno no estoy documentada, así que no os fieis mucho porque me dejo llevar por la imaginación, me pongo en su lugar, y yo por lo menos los putearía de esa manera. No os quiero aburrir con datos, pero si quereis saber cómo celebraban los susodichos romanos las Saturnalias haced el favor de meteros en internet y teclearlo y vereis la de cosas curiosas que encontrais, que aquí nadie inventa nada, el Corte Inglés con sus luminosos horteras ya estaba más que inventado, los arbolitos y hasta Santa Claus, que creo que lo recicló la Cocacola de un mix entre el auténtico Papa Noel que iba de Verde, el rojo corporativo de la marca y un vecino gordo que vivía al lado del creativo que soltó un jojojo cuando se metieron juntos en el ascensor y se rozaron las barrigas. Aquí va mi felicitación para los que sois majetes en general, aunque tengais algún momento mala-persona, que todos lo tenemos, no os preocupeis.
Os lo deseo de todo corazón así como a mis enemigos, si los tuviese, les desearía lo siguiente:
Que si están enfermos empeoren, que lo pasen asquerosamente mal en compañía de sus seres queridos, que no es difícil, y que tengan un año nuevo horríbilis, en fin, que les vaya a todos fatal, y sobre todo que se aburran mucho, se mueran de asco y no le encuentren sentido a la vida y se sientan culpables porque hay tantas personas muriéndose de hambre y sufriendo injusticias sociales.
Que pena no contar con enemigos en este momento porque me encantaría diseñar una felicitación con todas estas ideas.
Bueno, y el título de la entrada de hoy es porque me siento muy abandonada por el tabaco que ha elegido unas fechas espantosas para dejarme. Le echo de menos. Tengo momentos en que me río y me olvido, pero son los menos, y además es una risa un poco esquizofrénica. La mayor parte del tiempo no puedo evitar pensar que fue una larguísima relación, de dependencia, vale, pero también había amor y placer, y odio, y de todo, fueron más de 30 años juntos, el olor, el humo, la cleptomanía mecheril, las miradas de ternura y a veces rencor, todo hay que decirlo, ... y ahora ... me ha dejado y no sé por qué. No sé qué le he hecho, en qué he fallado ... y precisamente ahora, que todo el mundo fumará y reirá carraspeando y toserá y se atragantará y serán felices, ... y yo ... no sé qué voy a hacer. Puedo dedicarme a la bebida, que creo que está libre. No sé. es demasiado pronto para empezar otra relación. Perdonad que os de la vara, pero lo estoy pasando francamente mal y en cambio él, el tabaco promiscuo, yéndose con todo el mundo, le da igual ocho que ochenta. Me las pagará.
Repito, felices fiestas, vosotros fumadores activos. Un abrazo



miércoles, 2 de diciembre de 2009

Lo siento cuaderno

Verdaderamente lo siento y pido disculpas a mi cuaderno, porque este texto le pertenecía y el medio virtual con su popularidad , se lo ha robado. Este iba a ser un texto nocturno de insomnio nervioso, propio del cuaderno, pero la pinza tira al blog, como la cabra al monte. Entre cambio y cambio de postura, se ha ido creando un texto, el sólo, juro que no tengo nada qué ver, y se ha puesto tan cabezota que me ha obligado a levantarme, agarrar el portátil a ciegas y ponerme a escribir: la tiranía de las neuronas que no tienen la disciplina suficiente para dormir cuando hay que dormir y trabajar cuando hay que trabajar y ponen al resto del sistema nervioso a su disposición cómo y cuándo les da la gana.Como ya tengo la pinza espabilada, intentaré reproducir el texto obedientemente.

Todo ha empezado con una reflexión sobre un tema de carácter gramatical en el que se hacía necesario hablar de un verbo transitivo. Eso me ha llevado a imaginar la expresión de disgusto, por no decir asco, de los lectores que siempre llevaron con orgullo eso de odiar la asignatura de lengua castellana, y por derivación cualquiera de las otras segundas lenguas que intentaron malamente enseñarles en el colegio y de las que seguramente solo aprendieron a decir mi sastre es rico o yo soy un estudiante. (Esta última frase tiene más posibilidades de usarse que la primera, no me digais que no). (Por cierto, los profesores de primeras y segundas lenguas deberían cuestionarse un poco qué hacen para impedir el conocimiento de algo tan natural y fácil para un niño, y conseguir a cambio el odio eterno hacia los idiomas y sus pobres gramáticas, que no tienen la culpa de nada, porque no es normal, es como una anomalía del mundo moderno). (Perdonad tantos paréntesis, pero soy incapaz de reproducir el texto tal como lo habían planeado mis neuronas déspotas, sin meter baza y decir lo primero que se me pasa por la cabeza).

Vale, sigo, obediente: Recordé entonces que, en general, yo había tenido buenos profesores de lengua castellana y una muy buena profesora de literatura en el bachillerato que no se adivinaba que era catedrática por su abrigo, que no debía abrigarle mucho porque tiritaba mientras hablaba. Y una vez nos contó que a sus hijos, que tenía varios, les ponía nombres siguiendo un tema, por ejemplo, la Biblia para la mayor, que se llamó Esther Judith Sara o los Nibelungos para la siguiente, Sigfrida Brunilda Krimilda, como si fueran trípticos o trilogías. Porque antes se ponían tres nombres a los recién nacidos y cavilando cúal sería la razón se me ha ocurrido que era un motivo de realce dramático de la escena del bautismo. Imaginaros la iglesia con un olor rancio o de humedad y esa luz difusa que invita a la somnolencia o al menos a la distracción. Junto a la pila el cura con su traje de cura y sobre ella la pelotita peluda y caliente de la cabeza del bebé reciente, y la tensión dramática de la mano del cura sujetando la concha llena de agua fría de la pila sobre la cabecita dormida y con parsimonia recitando la retahíla de nombres y todos atentos con el corazón palpitante. No me negareis que tiene mucho más interés que ir al Registro Civil y decir, nació ayer y se llama Izan, no es un nombre vasco, es Ethan? no Izan.
Bueno, eso es todo por hoy. Espero perdoneis que os haga partícipes de mis recuerdos, recordar significa volver a pasar por el corazón, y quizá no teníais ningunas ganas de pasar por el corazón recuerdos que no os pertenecen, pero bien podeis ahora, curiosas pinzas, investigar cómo se ha pasado de trinombrar a las personas a ponerles un solo nombre pero muy chorra.

Ah! y decidme si pensais que la próxima vez mejor desobedezco a las neuronas-pájaros.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pinza deteriorada

Este post va a ser really corto debido a mi deterioro físico y mental, que es lo mismo, que me impide avanzar en todos los sentidos. Me he enfriado y cuando uno se enfría, la misma palabra lo dice: se queda frío. Será que no llueve ni pa Dios, será que el tabaco tiene montones de toxinas, será que el arte nos deja fríos, no sé... Es lo que tiene estar así, que no se sabe nada. Las mucosas se expanden por unos tejidos que seguro que son los del pensamiento y la comprensión, y claro, inundados de mocos bacteriosos es imposible el raciocinio. Podría bien ser una crisis y pasar en algún momento, si no pasar de largo por lo menos no ser una situación permanente y levantarme una mañana respirando con normalidad. Pero no: este enfriamiento se ha obstinado en habitar mi yo desde las puntas de los pies, que son las más frías de las extremidades, hasta las puntas de las manos, que también son como minicarámbanos, mientras la extremidad cabeza parece un sonajero atascado.

Lo que sí he descubierto, por si os sirve de pista, (a estas alturas de la vida no pretendo abrir los ojos de nadie más que los míos propios), pero por si una idea os da qué pensar, como esas frases escuetas que oímos a veces que dan en el clavo y materializan con pocas palabras lo que habíamos pensado durante años y no sabíamos como decirlo, por ejemplo la que he oído esta mañana en Siglo XXi, en Radio 3, claro, un mensaje grabado en el contestador dicho por un tío joven, no sé que edad tendría: "Mi papá me viene a recoger al botellón". Pues eso no abre los ojos a nadie, pero qué bien ha resumido este rollo patatero de la "paternidad responsable" que lleva años culpabilizando a tantos y tantos progenitores pringados.

Pues lo que yo he descubierto con este enfriamiento eterno y no espero que se me ocurra una forma de decirlo también escueta y certera porque no está la pinza para farolillos, es que los males son proporcionales a la dificultad de lo que hay que aprender a través de ellos: contrimás difícil, más malo. (El contrimás os ha gustado eh? Dadle al coco que yo no puedo, soy una pinza blanda como los relojes de Dalí, que por cierto parecen copiados de una fotografía de relojes blandos que vi en una exposición de Surrealismo en el Pompidú hace dos semanas, qué cool!!!! (cool es frío, de ahí mi enfriamiento pertinaz).

Envuelvo la pinza blanda en unos edredones blandos también para que sude y vuelva a su temperatura habitual, a ver si en ese falso útero coge energías para concentrarse de nuevo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Mensaje en una botella

Hola amigos:
Sé que me echabais de menos. A mi a veces también me ocurre, me echo de menos y no sé por donde ando ni a qué me dedico. Me debe ir bien cuando no doy señales de vida. Si me hubiera pasado algo gordo, grave y malo ya os habríais enterado y supongo que yo también. Tenía muchas ganas de escribir desde hace ya tiempo. No lo he hecho porque antes me he dado el encargo de una tarea de diseño, quería configurar esta página porque supongo que mis múltiples seguidores se habrán cansado del color naranja y de nada más excepto eso, el color mandarina. Aunque lo elegí porque es el color de la amistad y de la acogida (Hete aquí porqué los salvavidas son naranjas y no negros o blancos). Quería poner un fondo divertido, interesante y un logo de pinza del que ya tengo unos bocetos, pero he desaparecido del mapa, no respondía llamadas de teléfono ni mensajes, he estado en mi mundo tan a gusto como los autistas están en el suyo que supongo que unas veces será mucho y otras poco o nada.
Y es porque se me juntan montones de cosas que hacer y paso largos ratos decidiendo cúal de ellas es más importante, como dicen algunos "es cuestión de prioridades" u otros, "es cuestión de organizarse" o los que no arrancan "hay más días que longanizas"con la versión alemana "hay más días que lo organizas". Pero yo no organizo ni priorizo ni nada y si estuvierais en mi lugar, que no se lo deseo a nadie, no sabríais qué es lo más ímportante. Por un lado está:
  • Publicar una nueva entrada en el blog, que es lo que más me divierte, pero que a su vez se bifurca:
  1. ¿Os hablo del libro de Saramago que ya he terminado y que creo que me ha cambiado la vida o mejor de la película Seraphine, que también me ha cambiado la vida?,
  2. ¿O no hablo de nada en particular y divago, que es lo que más me divierte de todo? Además yo estoy con Arguiñano, que decía que aunque fuera de Perogrullo, yo o me divierto o me aburro.
  • Configurar el blog entero con unas ideas estupendas de diseño, etc., que me aburre un montón.
  • Proyectar que voy a hacer este año y escribirlo, justificarlo, etc. que no me aburre pero que me parece trabajosísimo, porque no tengo ni idea.
  • Crear un dossier de mi extensísima obra plástica.
  • Preparar mi viaje a París para este fin de semana (consultar exposiciones y todo eso).
  • Imaginar la crítica que aparecerá en los periódicos cuando sea famosa (Esto es muy importante porque aunque ya me he acostumbrado a la crítica negativa, en general, en la vida, a la escasez de alabanzas, visión positiva, alegría de vivir, etc. de mis congéneres y de mi mismidad, es importante prepararse para soportar la crítica escrita, y puestos a imaginar me voy a poner en lo mejor para compensar esa crítica que todavía no existe pero que algun día lo hará).
Así que he optado por hacer lo que más me divierte que es divagar e imaginar. Aprovecho que estoy manos a la obra para imaginar esas críticas que me van a aupar a la fama.
"Artista emergente impresiona por el uso del color y la palabra" La Vanguardia
"A diferencia de otros autores, Pinza reflexiona con seriedad sobre los temas universales que siempre han preocupado al ser humano, ofreciendo un punto de encuentro en su obra". El Pais
"Pinza huye de los lugares comunes con honestidad y rigor, desarrollando un estilo propio en la frontera entre la escritura y la pintura". Culturas

Bueno, ya me he desquitado y ahora que ya estoy mejor os explicaré porque este post se llama Mensaje en una botella, "Message in a bottle" para Sting, que llevais un buen rato preguntándoslo. Porque como os he dicho al principio he desaparecido del mapa y me he perdido en una isla desierta, creo, con su palmera y su inmenso océano rodeándola por todo su perímetro, y he caminado en cualquier dirección sin encontrar una salida, y he comprendido la necesidad de lanzar al mar una botella con un mensaje de SOS al mundo virtual sin saber ni importarme mucho a quién le llegará y si se tomará la molestia de abrir el tapón y leer lo que aquí está escrito, pues seguramente tendrá que mojarse para batir el agua con la mano y crear unas ondas, que aunque sean pequeñas, le aproxime al objeto en cuestión a no ser que prefiera meterse entero mojándose también la ropa. Y una vez hecho este esfuerzo, no sé si comprenderá este código mío que viene del otro lado del mundo y si tendrá tiempo o interés en descifrarlo. Porque me he dado cuenta de que esas pobres personas, naúfragas que habitamos esas islas, nos pasamos la vida intentando comunicarnos con esas otras pobres personas al otro lado del océano, pero a pesar de nuestra intención y esfuerzos, no lo conseguimos. En este siglo de la velocidad estamos todos muy ocupados, no tenemos tiempo para disfrutar de la obra ni la presencia de nadie, ni siquiera de la nuestra y nos damos con un canto en los dientes si somos capaces de recordar nombres, fechas y lugares que probablemente nos importan un rábano pero que nos hacen sentir que estamos al día y somos unos enterados aunque no tengamos tiempo suficiente para procesar la información. Sabemos de Historia, Geografía (hemos viajado), Literatura, Cine, Fotografía, Arte en general, Política, Música, Famosos, Eventos, Sucesos, Declaraciones, nombres, nombres, nombres, datos, datos, para asegurarnos y demostrar que somos unas personas con cultura. Nos sabemos de memoria los nombres de las personas que han aportado o están aportando algo ¿el qué? a la Humanidad, pero no tenemos la capacidad de ponernos al otro lado de la línea y entender qué dicen. Por qué fueron tan importantes Cervantes, Picasso o Copérnico. Y yo qué sé? Si confundiera a Copérnico con Picasso o a Cervantes con Copérnico me considerarían un ignorante, no tanto como si me hiciera un lío entre Copérnico y Galileo, eso tiene su perdón. Pero, sinceramente pocas son las personas que han dedicado más de 5 minutos de su vida a aprender algo de estos mendas. Sin embargo todo el mundo puede imaginar el rótulo de neón con el nombre de estas personas geniales cada uno en su estilo, vale, pero geniales al fin y al cabo, junto a su retrato y reconocerlo en cualquier libro de texto. Y digo yo que ellos estarían en su isla mandando desaforadamente mensajes en botellas que llegaron a manos de todo tipo de gente. Para algunos pocos su genialidad fue evidente y vibraron de emoción, para otros, ni frío ni calor, no les ha cambiado la vida, son datos que se han tenido que aprender y por suerte están bien almacenados junto con datos de su obra. El cerebro está acostumbrado a crear asociaciones mentales a base de repetirlas, aunque no le interesen demasiado, nos viene de la escuela.

Por eso yo lanzo este mensaje al universo virtual, que ahora mismo forma parte de nuestra realidad, para que no os perdais a los naúfragos y sus mensajes, al océano y sus salvavidas.

Comentario nº 1: La pena es que no tenemos tiempo para leer, Pinza.

lunes, 12 de octubre de 2009

Portadas de los libros




Como prometí en la última entrada, para que veáis que cumplo y soy de fiar, y solo por ese motivo, cuelgo las portadas de los libros que os dije. Es un arduo trabajo este de subir fotos pero lo prometido es deuda. Continúo mi labor.



Me estoy rayando intentando organizar un diseño de página decente pero todavía no sé cómo se mueven las fotos una vez les has adjudicado un sitio. Seguro que es sencillísimo retroceder y cuando sabes cómo hacerlo no cuesta nada y luego vas dando lecciones a la gente de esto se hace así y esto asá. Pero por el momento acabo de borrar una foto sin darme cuenta y no sé si está en algún lugar del ciberespacio o delante de mis narices minimizada como un gato enroscado. Perdonad mi torpeza presuntos lectores. Voy a buscar la portada de La música del hambre que tiene que estar por alguna parte ... Espero que mi profesor de diseño no se deje caer por aquí, se haría el arakiri, por lo menos.
... La encontré y no sé cómo lo he conseguido pero se ha ido arriba del todo a la derecha.
Ahora lo que no entiendo es porqué el texto no quiere colocarse junto a las fotos y deja esos grandes blancos, con tan mal gusto, a ambos lados del primer volumen de los Karamazov. ¿Es qué le da miedo la prosa rusa? No me extraña. Si yo fuera un texto-absurdo-y-corto-de-li-blog jamás me acercaría a un gigante como Dovstoyevski sin que me entrara un mareo de lipotimia y unas ganas enormes de sacar la cabeza por una ventana y que me diera el aire. Siempre preferiría colocarme debajo, sin afán de protagonismo.
Como veis, a vuestra derecha está el retrato del adolescente Orhan Pamuk dibujando. Esta vez he colocado la foto donde he querido: he ganado una batalla a las nuevas tecnologías, aunque no la guerra.
Ahora estoy leyendo a Saramago, y se me constriñen las tripas en cada párrafo de lo que me cuesta digerirlos. Apenas usa palabras de descanso como él, la, los, las o mi, tu, su. Casi todas las palabras que usa son fuertes y pesadas, como de gimnasio. Copio un ejemplo que me ha gustado:
Es la guerra aquel monstruo que antes de devorar a los hombres les vacía los bolsillos, uno a uno, moneda tras moneda, para que nada se pierda y todo se transforme, como es ley primaria de la naturaleza, que sólo más tarde se aprende. Y cuando está saciada de manjares, cuando ya regurgita de harta, continúa su repetida habilidad, con dedos ágiles, sacando siempre del mismo lado, metiendo siempre en el mismo bolsillo. Es un hábito que, en definitiva, le viene de la paz.
Cuando por fin se digiere el significado es buenísimo, pero el esfuerzo mental ...

Paso a otro tema:

Para los que han leído las entradas anteriores, lectores amigos, por supuesto, quiero agradeceros el interés desinteresado que os mueve a hacerme comentarios ... positivos, sí, son todos positivos aunque incluyan alguna que otra regañina (me refiero a los que he recibido en mi correo), como por ejemplo, Pinza eres un poco vagueta. Eso es buena señal. Estos amigos que nos animan a trabajar, que nos ponen las pilas con cariño, supongo, espero, son un encanto en lo que a feedback se refiere. Ya se me ha colado otro anglicismo, pero es que nadie usa ni entiende la palabra castellana retroalimentación. Y si alguien la usa o la entiende tiene que ser un ser muy raro y posiblemente maloliente. Maloliente porque debe llevar la misma ropa mucho tiempo seguido y respirar el mismo aire de la misma habitación pequeña y rancia, y estar muchas horas delante del mismo ordenador que absorbe oleadas flotantes de ácaros, los fríe y los devuelve al mismo aire rancio del que hablábamos.
Siento referirme así a los intelectuales, pero soy de la misma opinión que la canción aquella que tenía un estribillo que decía
intelectual, intelectual, intelectual, cabróóóón
y una letra que se quejaba de que en las fiestas de los intelectuales todos eran muy feos y los sandwiches estaban muy malos, secos y sosos. La oí hace muchos años en Radio 3 en un programa que se llamaba Chichirichachi. Con ese nombre os podeis imaginar qué programa podía ser. Sin ánimo de insultar a nadie más que a los intelectuales, el programa parecía que estaba realizado por zumbados, al menos los oyentes os puedo asegurar que éramos unos taraos, (solo conozco a dos oyentes, mi hermana y yo, los dos taraos, luego el 100 por 100 de los oyentes que conozco lo son). Es una pena que os hayais perdido ese programa, que seguro que os habeis perdido porque lo emitían a las siete de la mañana de hace 10 años, ni más ni menos, y vete tú a saber donde estabais en mayo de 1999 a las 7 de la mañana. Probablemente durmiendo, o dedicados al aseo personal, o a cualquier otro quehacer más productivo que estar en un atasco oyendo canciones absurdas. Pero si por casualidad conoceis esa canción me encantaría que me lo dijerais, pues no sería una casualidad sino una comunión espiritual, una vibración de las almas somnolientas al unísono, que siempre es un consuelo para la soledad de la que hablábamos.
A más leer. Pinza

lunes, 5 de octubre de 2009

Pinza encaramada a la silla ergonómica

Gracias por los comentarios.
Me alegra saber que alguien pierde su tiempo leyendo,
así como yo lo pierdo escribiendo.

D
ecían en aquella película, Tierra de penumbras,
"leemos para sentirnos menos solos"
pero en realidad casi todo lo que hacemos, lo hacemos para sentirnos menos solos. Hablamos, comemos, fumamos, bebemos, caminamos o conducimos, todo con el único fin de sentirnos un poco acompañados. Por no hablar de los que van a los campos de fútbol y en un segundo o dos unen sus almas en un grito, en una sílaba gritada y se sienten como se sentirían las células del corazón de este planeta, si lo tuviera. Los demás, a los que no nos gusta el deporte Rey, el deporte Astro, porque no lo entendemos, porque no fuimos a clase el día que lo explicaron, como mucho seríamos células de las uñas de los pies o de cualquier pelo, con la ventaja de que seguríamos reproduciéndonos caso de morir el planeta. (¿Será verdad que está en las últimas o es una paranoia de los ecologistas con fines lucrativos?).

Otra vez me he ido por las ramas, como un lemur. Esta introducción quería introducir el tema de la lectura, los libros, y ha terminado hablando de lo solitario y lo gregario. Hay que ver! Mi intención era comentar los libros que he leído en estos últimos meses, y perdonadme si sueno pedante, pero es que últimamente estoy en modo pedante en lo que a libros se refiere. Solo leo clásicos y premios nobeles, qué le voy a hacer, es lo malo que tenemos los amantes de la literatura, escritores frustrados envidiosos de los ganadores de premios planetas, nadales y demás, que no soportamos las novelas que nos hacen sentir todavía más solos.

Así que ojeando libros en una librería, claro, encontré por casualidad Otros colores de Orhan Pamuk, y tanto el título, como la estructura del libro en capítulos cortos e inconexos, y por supuesto la portada, donde aparece él, adolescente, de perfil, sentado a una mesa, parece que pintando, atrapó mi atención y lo compré. Me he enamorado de este turco en las primeras frases, tengo que confesarlo.
(Me encantaría hablar personalmente con todos esos escritores que me gustan, hacer viajes con una máquina del tiempo cuando ya están muertos, o viajar por el espacio cuando son contemporáneos y que todas esas cosas que dicen me las dijeran mirándome a los ojos. Pero en fin, me conformo con leerlo en mi cuarto, bajo la luz de mi lámpara y con los olores y sonidos familiares que me envuelven, que también es muy cómodo.)
Llegué a unos capítulos que son artículos de crítica literaria y hablaba de Los hermanos Karamazov, opinando sobre cada personaje. Como no lo había leído aún me autorregañé, salí a la librería y los compré, los dos volúmenes. Aparqué a Pamuk antes de saber qué opinaba sobre cada hermano para que no me influyera ( soy muy influenciable, lo sé) y empecé mi idilio con Dovstoyevski. Brutal. Ahora ya puedo opinar y contrastar mi opinión con la de Pamuk. Te diré, Orhan, que no estoy de acuerdo contigo. No te gusta Dimitri, pues que sepas que a mi es el que más me ha gustado y con el que he sentido una identificación mayor, que es de lo que se trata. ¿Por qué? Porque es un borrachín, un bolinguilla, un tarao que se enamora locamente de la mujer que menos le conviene, absolutamente sincero, consigo mismo que es lo más difícil y con los demás que es lo más desagradecido. Porque se busca problemas y no sabe salir del follón que se ha organizado. Porque es un vividor al que le gusta tanto vivir enamorado, que si no puede vivir así antes prefiere quitarse la vida. Pero antes prefiere emborracharse. Pero antes prefiere deshacerse de todo el dinero que lleva encima, que además no es suyo y lo debe. Porque es generoso y lo regala a desconocidos interesados que le sacan la pasta. Porque se autoinculpa de cobardía, falta de voluntad, vicio, felonía, ... y se levanta arrepentido todos los días con intención de enmendarse, como los de los buenos propósitos de Año Nuevo que empiezan colecciones de fascículos en enero, y se les pasan en cuanto compran el nº 1. A él también se le pasa en cuanto huele el aroma del alcohol.

¿No os parecen motivos suficientes para darle unas palmadas en la espalda, llevarlo a un bar y preguntarle ¿qué quieres tomar? Pago yo.

Así que esta es mi humilde y apasionada opinión. Después me regalaron dos novelitas (uso el diminutivo por la longitud, no por la calidad) que trataban de amistades traicionadas de dos personas del mismo sexo que se quieren tanto (sin visos de homosexualidad) desde la infancia que creen que su amor será indestructible, pero, A que no sabéis quién lo destruye: pues lo de siempre, las diferencias sociales. Una es de una familia media-alta y la otra de una baja-baja. Esta última pasa a ser de familia media-media y por fin media-alta. Una historia ocurre en París, y se llama La música del hambre de Le Clézio (ya os dije que me he aficionado a los premios nobeles) y la otra en China atemporal, (da lo mismo la época porque creo que durante milenios tuvieron un sistema feudal hasta hace dos telediarios), y se llama El abanico de seda. La escritora de este último no es Nobel, se llama Lisa See, pero la historia es muy interesante. Es muy tremebunda con esas torturas chinas a las mujeres (mientras aquí las quemaban por brujas, allí les vendaban los pies y les hacían todo tipo de siniestreces que no voy a contaros porque me pone de mal humor) y te transporta al otro lado del mundo rápida y suavemente, como en una alfombra mágica.

Aunque sean deprimentes, estas dos historias valen la pena, en el sentido literal de la palabra y nos acompañan en la tristeza de haber perdido una amistad, que se dio la vuelta y empezó a caminar en otra dirección.

P.S. Voy a buscaros los libros para subir unas fotos de las portadas. Saludos. Pinza

martes, 29 de septiembre de 2009

Sofá, con una manta alrededor

Como un indio, me dispongo a redactar mi segunda entrada en este universo de las relaciones virtuales. Mi cuaderno de tapas negras se ha quedado un pelín mosqueado y hace días que no me dirije la palabra. No prueba bocado y mi sentimiento de culpa crece por momentos. No le ha gustado lo del hermanito. Lo siento, tenemos que entrar de lleno en las nuevas tecnologías, le intento explicar, no nos podemos quedar atrás. Él, se sorbe los mocos, se da la vuelta y mira hacia otro lado. Pero no olvida los momentos que hemos pasado juntos, las noches casi de amor, ... de intimidad por lo mentos. Ahora, ¡ala!, que se entere todo el mundo de las tonterías que te pasan por la cabeza, (me echa en cara, traicionado porque ya no es mi único confidente). No pasa nada. O "todo está bien", que dirían los ingleses. Seguiré contándole solo a mi cuaderno aquellas cosas que me avergüenzan, que me sonrojan. Porque las cosas de las que nos avergonzamos suelen ser las más interesantes, y en cuanto las contamos dejan de serlo. Decía Cervantes que donde hay amor no suele haber demasiada desenvoltura, así que quédate tranquilo, cuaderno, que esto no es más que un blog.

Prometí en mi post anterior (cómo me divierte usar esta terminología de informático-creador-de-palabros), que iba a explicar el origen de blog. Si os fijais en el versito, estamos delante de la típica pijada que usa la lengua inglesa para la formación de nuevas palabras: coge el final de una y el principio de otra. (Qué listos, qué maduros, hay que ver qué manera de usar el lenguaje más infantil, lo siento, me parece infantil). Por un lado cogen la b de web (esto se le podría haber ocurrido a cualquier niño de 6 años) y por otro la palabra log, y como es tan corta tienen que cogerla entera porque sino les quedaría bl, que no llega ni siquiera a sílaba. Y no se atrevieron a poner wog porque significa negro pero dicho con mala leche.

Y os preguntareis que qué significa log. Pues en la dirección que os dí explican las acepciones de esta palabra que puede ser cosas tan dispares como tronco, logaritmo o registrar. Me rompo la cabeza para encontrar una asociación mental que una esas tres acepciones de una misma raiz y no puedo. Si fuera un test de inteligencia quedaría muy mal. Y que me decís de la frase "Log , log the log" ¿Cómo se traduciría? "Tronco, registra el logaritmo" o "logaritmo, registra el tronco", o "tronco, tronco el tronco". Dejémoslo.

Lo interesante de este estudio etimológico es que ship's log es cuaderno de bitácora y eso es lo que me ha gustado y logbook el diario de a bordo, que más o menos es lo mismo. Yo hago como los ingleses creadores de palabras con sistemas chorras y creo li-blog o bi-blog, (que tiene un aire más antiguo). La idea es ir registrando aquellos pensamientos que, aunque no fueran dignos de ser registrados o carecieran de cualquier interés o utilidad, fueran llevando al lector por un camino mental, o mejor por la estela del barco mental que no por ir a la deriva podemos decir que no esté construyendo un itenerario, con sus lugares misteriosos y sus momentos fantásticos, sin necesidad de marcarse un rumbo.

jueves, 17 de septiembre de 2009

17.09.09. Mesa de trabajo

Con dedos temblorosos, al filo de la silla, empiezo por fin el blog literario, el LIBLOG, el BIBLOG (a mí también me gusta inventarme palabras para los entendidos), la POTA LITERARIA para los más salvajes.

En fin, no tengo palabras.

Y no las tengo porque suelo escribir de noche, en el silencio suave de la casa, que me arropa y me refresca incluso en invierno. ¿Os habéis fijado en que la noche no es más que la sombra propia de la Tierra y que, después de un día difícil, el anochecer sería a macro escala, como el momento playero en el que no podemos más de sol, aunque nos hayamos untado siete veces de protección 50, y buscamos desesperadamente guarecernos bajo la sombrilla ? (Bueno, ya estoy divagando. Espero no molestar demasiado al lector con las digresiones de este cerebro que no sabe estarse quieto ni un momento).
Pero el asunto es que tenía pendiente desde hace meses, casi ya un año, comenzar este blog, y por las noches, cuando saboreo el humo del pitillo, la soledad y las ausencias no estoy para pelearme con el ordenador y buscar las opciones, etiquetas, iconos y demás cachivaches virtuales que se esconden deliberadamente de mi vista. (He tardado más de media hora en acceder al blog que estaba configurado desde diciembre). Así que este es el "momento-prueba del micrófono: un, dos, tres, probando, probando, meseoye?, los que están en la última fila, también?" hasta que me haga con esta herramienta, no sin antes pedir disculpas a mi pluma y mi cuaderno, objetos humildes y tradicionales como una jota, y explicarles que no voy a abandonarles para siempre, que solamente estoy adoptando a un nuevo hermanito y que vamos a convivir todos felices: ellos, el ordenador, los lectores, si los hay, y yo.

Por eso comienzo mis escritos a primera hora de la mañana, una hora que se cree mucho más activa y espabilada que las horas nocturnas, pero que a mí no me dice nada, para compartir (que palabra tan maja), con quien quiera, mis pajillas mentales. Primera pajilla:


EL ELECTRÓN

He saltado de la cama, me he mirado en el espejo, como todas las mañanas con cara de aburrimiento por empezar un nuevo día. De nuevo no tiene nada. Es un día como cualquier otro, con sus horas y sus minutos que no es que se sucedan en una línea temporal, sino que se agolpan, se van colocando unos encima de otros como escapando de las llamas y cuando llega la noche e intentamos recapitular, resulta que ha sido un día más: improductivo y estéril.
Pero hoy la cosa es diferente. Me miro a los ojos y no hay ojos, ni boca ni nariz ni nada. Siempre he creido que mi rostro era difícil de recordar, al menos yo no puedo recordarlo como recuerdo el de otras personas, pero hoy simplemente no tengo rostro. Soy un electrón y lo único que percibo a mi alrededor es una órbita infinita, elipse parabólica, por la que tengo que moverme indefinidamente, no sé con qué sentido, bueno sí lo sé, pero no sé con qué fin. Giro alrededor de un núcleo, creo, una y otra vez, a toda velocidad, parezco un hamster corriendo en la rueda: mucho movimiento, mucho gasto de energía, pero sin llegar a ninguna parte.
Después salgo a la calle, sin dejar de girar ni un momento y voy cruzándome con conocidos, parientes, allegados, seres queridos o no, amigos, compañeros o enemigos, da igual, cuerpos sólidos al fin y al cabo, con los que choco en ese deslizarse de los autos de choque. (Sí, esa figura me gusta). No sé hacia donde mover el volante cuando me quedo parado en un lugar incómodo, atrapado por varios autos que encuentran tan divertida la atracción. Yo quiero que termine la canción que se oye a todo volumen, desde esas bocas-bafles de todoacien, que suene la sirena de una vez!, bajarme, poner los pies en el suelo, dar la vuelta a los bolsillos y que no haya ni una sola ficha más.
Solo quiero ir tranquilamente por mi trayectoria elíptica, orbitar a mi ritmo, sin ser molestado, sin teléfonos, puertas, hijos, padres, allegados, amigos, enemigos, recados y notas de la agenda. Quiero una agenda blanca, vacía, con todo el tiempo para mí:
Yo solo,
electrón esférico y azul de los libros de texto,
con mis hojas en blanco.

P.S.:
Como esto no es más que un test,
para probar mis skills
traté de poner un link
para mi próximo post,
en el que hablaré de blog
que tiene que ver con web
y por supuesto con log.

2ª P.S.:
(Parezco La Casa de Damián de El Cuarteto de Nos)

http://www.wordreference.com/es/translation.asp?tranword=log